En muchas ocasiones he pensado que la cultura del ahorro se vislumbra como algo ajeno a nosotros los mexicanos, sin embargo, hace algunos días, en la mañana, una imagen muy peculiar me hizo ver que en realidad el ahorro sí es parte de la cultura mexicana. Aquí abajo el relato:

Circulaba sobre Marina Nacional y me dirigía al maravilloso curso que tomo los lunes. Un semáforo en rojo detuvo un poco más mi camino -además del tráfico normal de la ciudad- y me percaté que a mi lado izquierdo, en la parada del camión, había una chica esperando el microbus. La peculiaridad de la escena radica en que ella estaba de pie, sotenía un espejo en su mano izquierda, en tanto que con la mano derecha mostraba gran maestría para maquillarse. Un instante después, el semáforo tornó a verde y dejé atrás a la señorita. La imagen de aquella persona quedó almacenada en mi mente. Empecé a reflexionar lo que esa imagen representaba:

¡¡¡AHORRO!!! ¡¡¡AHORRO DE TIEMPO!!!

Acto inmediato, comencé a recordar los miles de días que he disfrutado de las bondades del transporte público y traje a mi mente que millones de mujeres aprovechan el tiempo de sus trayectos para resaltar su belleza con ayuda del maquillaje. Pude traer a mi pensamiento imágenes de personas utilizando a su favor los minutos de traslado en el metro, metrobús, tren ligero e incluso en la afamada Ruta 100 para maquillarse.

Antes de llegar a mi destino, una ligera sonrisa se dibujó en mi rostro. Me di cuenta que millones de mujeres ahorran tiempo con esta acción. También me acordé que otros tantos aprovechan esos trayectos para estudiar, escuchar música, leer, ponerse creativos, dibujar y también para aplicar el clásico coyotito. En lo personal, he utilizado varias de estas técnicas de ahorro y siento que utilizo de mejor manera ese cúmulo de segundos que pudieran considerarse como «tiempo muerto«.

El tiempo es nuestro activo más valioso y todas estas imágenes en mi cabeza me acuerdan que hay muchas formas de utilizarlo. ¿Y tú, cómo le sacas provecho a tus tiempos muertos?